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viernes, 4 de julio de 2008

El cuentista del mes: Raydmon Carver, "De qué hablamos cuando hablamos de amor"

Raydmon Carver, De qué hablamos cuando hablamos de amor


Me resulta difícil hablar de Carver, pero es un escritor que marcó una dirección del cuento moderno en el siglo XX, por lo que considero imprescindible que figure entre los cuentistas del mes. Por eso este julio del 2008 se dedica a Carver y, en exclusiva, a su obra De qué hablamos cuando hablamos de amor. Este libro, en especial, marca un antes y un después en su lectura.




Me resulta difícil porque sé que lo que acabo de releer no es fruto sólo de Carver, porque sé que Carver era mucho más humano de lo que se desprende de los cuentos publicados en este libro, porque lo que Carver fue, no es exactamente lo que conocemos de él.


Abajo, bajo la rúbrica de La polémica Lish, os encontraréis una verdad dolorosa: Los cuentos publicados bajo su nombre, no eran exactamente sólo sus cuentos. Su editor, Gordon Lish los manipuló hasta el punto de que en este De qué hablamos cuando hablamos de amor, más del cincuenta por ciento del texto suministrado por Carver y doce de los quince finales de los relatos, fueron alterados por el señor Lish.


Lo doloroso de todo este asunto es que las pinceladas superpuestas de Lish, los tijeretazos que ejerció sobre los originales, han hecho de Carver un icono del cuento moderno y le han hecho ser considerado el padre de la corriente denominada realismo sucio. Estudios posteriores editados en la revista New York Times Magazine y el más reciente de Alessandro Baricco (sí, el autor de la supervendida Seda, todavía me pregunto el porqué*) titulado El hombre que reescribía a Carver publicado en el diario italiano La Repubblica, no dejan lugar a dudas: el cutter Carver, su estilo preciso y cicatrizante, el desamparo de los personajes, el desapego emocional, no eran fruto de su imaginación o, al menos, no lo eran tal y cómo él lo deseaba, tal y como él lo había escrito. Gordon Lish supo ver lo que el público lector quería de Carver y manipuló textos y textos (presumiblemente con la connivencia del propio autor) para lograr el efecto deseado: absoluta desolación en el mundo moderno.
Del estudio de Alessandro Baricco se desprende que el Carver original era mucho más humano en situaciones extremas, que inclinaba a sus personajes a un templado sentimiento (feliz, amargo... pero sentimiento al fin y al cabo) antes que, bien al contrario, quitarles el alma, propuesta de Lish.
El resultado no pudo ser más efectivo: la coautoría de los relatos produjo un mito del que aún ahora se alimentan (nos alimentamos) muchos literatos.
Y no es del todo censurable. Bien al contrario, la dualidad de autores, produjo un nuevo modo de entender las relaciones sociales, aquel en el que el desamparo es absoluto y no vale ni la compasión. Da para mucho esta forma de escribir, este modo de ver la realidad desde el suelo, desde donde la mirada, la perspectiva, es bien diferente.
Acierto de Lish, dejación de Carver. No se busquen culpables de la situación. Las cosas son como son, no como querríamos que fuesen o como deberían ser.
Lo cierto es que, a tenor del estudio de Alessandro Baricco, las propuestas literarias de Carver eran menos cortantes, menos desamparadas, y en muchas de ellas se daba la alternativa, la vuelta al amor (véase el cuento "Una cosa más", por ejemplo), el saber que ese perdedor del relato, lejos de ufanarse de serlo, o simplemente, de asumirlo, guardaba en el fondo de saco de su corazón, un rayo de luz. Un maldito rayo de luz que lo devolvía a su condición de ser humano.
Además, la técnica utilizada por Carver, así como su poética del cuento, son lo suficientemente importantes para determinar por sí solos el futuro de uno de los vectores más transcendentes e influyentes del cuento moderno.

De la colección de cuentos De qué hablamos cuando hablamos de amor, podemos destacar algunos de ellos en los que el tema fundamental queda soterrado hasta el final, en el que se nos muestra (apenas se nos muestra, pero sin duda se trata de ello) la razón principal del relato: la miseria, la hipocresía humana, la avaricia, la amargura, la monotonía vital… se trata de relatos que contienen dobles historias: la primera, la que parece la principal porque ocupa casi toda la narración, interesa per se, escrita con técnica de cuento de visión fotográfica (narrador vídeo) y economicidad de medios (a Carver le encantaba reescribir sus historias, dejándolas en un tercio de lo que eran en origen) para llegar a un final en el que una historia apenas sugerida resulta ser la definitiva, la que vale, la que deja poso, la que marca. Esta segunda historia está latente a lo largo de todo el relato (algún indicio la mantiene ahí, expectante) y sólo explota en la mente del lector cuando acaba de leerlo.
A destacar cuentos como "Bolsas", donde la doble lectura está perfectamente conseguida y, sobre todo, el cuento que da nombré al conjunto de relatos, "De qué hablamos cuando hablamos de amor", un perfecto ejemplo de lo que significa escribir con una navaja de doble filo, dejar marcado al lector mucho tiempo después de haber acabado la lectura, dar que pensar. Después de la lectura del estudio de Alessandro Baricco, el cuento "Diles a las mujeres que nos vamos", un icono del realismo sucio, del tan comentado desapasionamiento carveriano, no sé si sería correcto calificar a este relato como un referente.


En todo caso, queda la huella de un escritor que también era humano a pesar de que se santificase en los infiernos. Como dije al comentar el libro de David González En las tierras de Goliat, existe cierta bondad en el fondo del abismo, lo que ratifica que los extremos, casi siempre, llegan a juntarse.

*A los admirados lectores de Baricco les pido por favor que lean Nieve de Mexence Fermine, y luego hablamos.




Raymond Carver
De qué hablamos cuando hablamos de amor (fragmento)


" Creo que en el amor no somos más que principiantes. Decimos que nos amamos, y nos amamos, no lo dudo. Yo amo a Terri y Terri me ama a mí, y también vosotros os amáis. Ya sabéis a qué tipo de amor me refiero ahora. Al amor físico, ese impulso que te arrastra hacia alguien concreto, y al amor que inspira el ser de la otra persona. (...)Oía los latidos de mi corazón. Oía el corazón de los demás. Oía el ruido humano que hacíamos allí sentados, sin movernos, ninguno lo más mínimo, ni siquiera cuando la cocina quedó a oscuras. "

Más cosas sobre Carver:

La polémica Lish
http://www.jornada.unam.mx/1999/08/29/sem-baricco.html
El hombre que reescribía a Carver , ensayo sobre la literatura de Carver en La Repubblica por Alessandro Baricco


Poética del cuento de Raimond Carver
http://www.aviondepapel.com/aviadores/carver.htm
Seudoentrevista con Carver, todo extraído de su ensayo Escribir un cuento MB

http://www.papelenblanco.com/2007/09/10-como-escribir-un-cuento-segun-raymond-carver-parte-i
Escribir un cuento según Carver

http://www.elmundo.es/documentos/2005/10/cultura/carver/cuento.html
Un cuento inédito


El poeta Carver (aquí nadie metía ni quitaba nada. Carver auténtico)
http://atlasdepoesia.blogcindario.com/2005/09/00003-raymond-carver.html
Carver, poesía


http://www.laopiniondezamora.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2064_12_237055__Opinion-Raymond-Carver-ellas
Carver y sus mujeres, artículo de José Ángel Barrueco



© Esteban Gutiérrez Gómez, 2008

4 comentarios:

Mos dijo...

Excelente artículo este que has colgado. Muy interesante el estudio de Baricco sobre Carver y Lish. Te hace pensar en el derecho de los editores para mejorar la obra ( y las ganancias), y las cualidades reales de Carver.
me ha gustado saber que, en el fondo, había en sus escritos un atisbo de humanidad y compasión.
Buen trabajo Baco. Buscaré el libro de Nieve.
Un abrazo de Mos.

Anónimo dijo...

No hace mucho terminé de leer Si me necesitas, llámame. Es lo primero que leo de él y me dejó impresionada gratamente. Aunque es muy meláncolico, y lo transmite.

Tu post, excelente.

Baco dijo...

Gracias a los dos. Aún a pesar de todo, Carver merece la pena. Ahora estoy releyendo Tres rosas amarillas (un cuento sobre Chejov) y es una delicia. Besotes.

María Jesús Siva dijo...

A mi de Carver lo que me gusta, lo que me parece una genialidad es cómo te cuenta las cosas. Parece que no te está diciendo nada y de repente te ves atrapada en ese mundo que está creando, te lleva a un final, estúpido en muchos relatos, casi impredecible totalmente en otros, desconcertante en los que crees que vas a seguir leyendo y cuando das vuelta a la hoja ya se ha acabado... Genial, es la palabra que uso para definir sus historias. Me gusta todo lo que leo y ya es mucho. ¡¡GENIAL!!
Besos.