La enfermedad del lado izquierdo

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jueves, 10 de julio de 2008

Hank Over (Resaca)


Bueno, bueno, qué gustazo, qué diversión, qué variedad de propuestas. Este homenaje a Charles Bukowski realizado por unos cuantos hijos de Satanás es altamente recomendable.
Para empezar la antología la realizan a pachas dos figuras: Patxi Irurzum, con el que inauguré mi espacio El cuentista del mes en este mismo blog (esa Polla), buen narrador y cachondo a más no poder; y Vicente Muñoz Álvarez, editor de Vinalia Trippers, militante en la poesía de la conciencia, y antólogo, junto a David González, de Tripulantes. En todo caso, dos tíos bastante comprometidos y que no tienen pelos en la lengua: saben lo que quieren.


Siendo así papá y mamá, que se puede esperar de las criaturas. A algunos como David González, Ana Pérez Cañamares, Safrika, José Ángel Barrueco, Kutxi Romero, Raúl Nuñez, Vicente Luis Mora, Lluis Pons, Ángel Petisme... ya los conocía y no me podían sorprender. Pero otros, joder, ¡qué gozada!
Y eso es lo que tienen las antologías, que llegas a gente que no sabías que existía. Y lo digo con toda humildad y desde el más profundo agujero intelectual: me queda mucho por leer, lo reconozco.

De Eva Vaz ya escribí en Bacovicious, y pronto lo haré de Karmelo Iribarren. Pero éste es sitio de narradores, de cuentistas, y tengo que destacar dos cuentos (me jode, pero es de justicia) de gente que no había leído nunca (o, por lo menos, así lo creía, que lo mismo sí, pero no estaba yo para nombres...).

El primero por cachondo, porque cada vez que lo leo me parto de risa, porque me pasé todo el trayecto de Villaverde - Fuenlabrada dando carcajadas en el tren, los de al lado hasta se reían conmigo (o de mí, vete tú a saber), la abuelita me ofreció un pañuelo para secarme las lágrimas y, cuando me bajaba del tren, estaban todos mirándome, con ojos rojos (¿el tripi? Jajaja) y una mueca de sonrisa pintada en la boca (como la del teletubi) y, joder, qué risa (ni que me hubiese metido yo la pantera rosa o la seta sonriente o lo que fuese). Además, esta bien escrito, maneja los tiempos de la narración con maestría, tiene en cuenta el tono y la intensidad narrativa, apoda a los personajes con acierto (me recuerda a Monzó) y la trama por sí sola mantiene el interés del relato. El final, espectacular. Luego me entero de que Sergi Puertas, el autor de “Señor carne es un teletubi”, el cuento al que me refiero, fue redactor jefe de la revista El Víbora hasta su desaparición en enero de 2005, y no te extraña nada de dónde ha salido la mordiente del relato.

Pedido y obtenido permiso del propio autor (salud), aquí os dejo con una muestra de su arte narrativo.

Señor Carne es un teletubi (fragmento)

Señor Carne se levanta cada mañana del mundo a las 7:55 AM y conduce su Fiat Regata hasta los estudios de televisión de Channel 9. Mete una tarjeta magnética en una ranura y la barrera del parking se levanta. Sube la rampa y aparca en una plaza del segundo piso. Toma el ascensor y, medio atontado, se dirige a la cafetería de los estudios. Nada mas verle llegar, Gallina Vieja le prepara un café solo y sin azúcar. Señor Carne deja una moneda gorda sobre la barra que Gallina Vieja se apresura a meter en la caja registradora. Con un imperceptible gesto de cabeza, Señor Carne saluda a Gallina vieja y se lleva el café para la mesa. Allí se lo chupa en el tiempo que tarda en consumírsele el pitillo. Luego, marcha en silencio pasillo adentro, hacia los vestuarios. Allí se desviste, se queda en gallumbos y, resoplando y contorsionándose, se embute en el traje de teletubi. Entonces camina hacia el plato de rodaje. En adelante y hasta las tres de la tarde, Señor Carne tiene un aspecto azul y extraterrestre. De su cabeza, brotan dos antenas como dos cuernos embolados.
En el plató y durante el rodaje, Señor Carne trabaja a las ordenes de Puerco Desconsiderado. El resto de la jornada viene a ser como una representación de Aladino y la lámpara maravillosa: Puerco Desconsiderado formula un deseo y Señor Carne lo hace realidad. Revuélcate por el suelo, pide Puerco Desconsiderado. Ríe, pide Puerco Desconsiderado. Salta, pide Puerco Desconsiderado. El manda y ordena y así se hace. Señor Carne hace cuanto se le pide y Puerco Desconsiderado y su equipo lo filman en video de calidad digital para mayor disfrute de grandes y chicos. Puerco Desconsiderado es Aladino y Señor Carne es el genio. Solo que los deseos son más, muchísimos más de tres.
Señor Carne es un teletubi, pero no es el único: Cuatro señores mas enfundados en disfraces de colorines danzan y dan palmas y se convulsionan al mandato de Puerco Desconsiderado. Hurón Tullido, el señor que va dentro del traje rojo, tiene una hernia discal de campeonato, por lo que queda exento de las mamarrachadas mas audaces; danza y da palmas y se convulsiona, pero menos.
A menudo, en el plato y para el rodaje, hay niños con los que Señor Carne, Huron Tullido y los demás juegan si así lo estipula el guión. El careto de teletubi del disfraz de Señor Carne ríe todo el rato y da mucha risa, pero por debajo la boca de Señor Carne está retorcida en una mueca. Señor carne detesta a los críos con los que tiene que trabajar, especialmente a Pequeño Hijodeputa Consentido...


Más cosas a favor de Sergi Puertas: Una poesía muy interesante (también cachonda, debajo dejo otra muestra –esto, con tantas muestras, ya parece un laboratorio, coño–) y una página supertrabajada y completísima sobre Bukowski.

El poema:

CABALGATA DE MANIÁTICOS

Alberto tiene principios:
En principio no hará nada
que no encaje en la estrecha franja
que él mismo se acotó.
Nunca cruzara la línea que delimita
el principio de algo diferente y
cuando quiera volverse y mirar atrás
ya será tarde.

Eduardo es un tipo consecuente
pero ser consecuente es ser un imbécil:
El consecuente rueda sin frenos
sobre raíles de recorrido prefijado.
En consecuencia se le adivina la ruta.
Es así como se le caza, al consecuente.

Julio tiene convicciones:
Alguien le repitió muchas veces lo mismo
o tal vez fuera él mismo quien se lo repitiera
hasta convencerse.
En cualquier caso anda convencido
y para eso no hay remedio.

En tiempos también yo quise ser consecuente
tener principios, tener convicciones
mas de camino a la manía
me tropecé con una angustia.
Ahora ellos caminan convencidos.
Con ellos camino yo, con vencidos.
Aquí, una entrevista con Sergi Puertas que no puedes dejar de leer.


La semana que viene el segundo cuento destacado: un prodigio narrativo llamado “Lavavajillas”, de Salvador Gutiérrez Solís.

© Esteban Gutiérrez Gómez, BACØ, 2008

1 comentario:

Anónimo dijo...

gracias por la reseña, Estaban, lo subo mañana a Hank Over blog... Salud & Pura Vida.v.