Luego medité lo que había dicho. Lo pensé por las noches, esos últimos pensamientos que no se fuerzan en la noche. Sí, tengo muy buenos amigos. Y cada día más, porque hace tiempo que decidí que era lo único que me importaba del verbo “tener”.
En León, por suerte, amplié esa lista; porque esto de la amistad es una cosa de sentimiento, de vibración del alma, que no se puede forzar ni improvisar. Esa empatía que nos une, esos hilos invisibles de seda, volvieron a aflorar allí.
Vicente Muñoz Álvarez no sólo fue para nosotros un maestro de ceremonias, un generoso cicerone en su ciudad, no sólo nos dedicó su tiempo y sus esfuerzos, sino que ofreció su mirada, a veces serena y dulce, a veces ceñuda y dura, las más de las ocasiones reflexiva, abierta para aquel que quisiese entender. En la mirada se forjan esos hilos de seda invisibles de los que hablo. Sólo entendiendo que la fraternidad no es una cuestión de familia se comprenderá lo que digo. Seguramente fueron esos hilos, hace tiempo tejidos entre ese corazón andante que es Gsús Bonilla y el propio Vic, lo que nos llevó a León a presentar nuestros proyectos.
Gracias, bro. Gracias por todo.
Pero no sólo Vic. Me reencontré con Raquel Lanseros. Nos conocimos fugazmente hace más de dos años en una Feria del libro en Fuenlabrada. Se iluminaron sus ojos al verme (siempre los ojos, las miradas que no saben mentir, ya sabéis) y nos abrazamos, corazón con corazón, diez, veinte, treinta segundos, porque algo de uno y otro compartíamos sin saberlo. Raquel, que colgado de su sonrisa me llevaba su nuevo poemario, Croniria (Hiperión, 2009), poemario que acaba de salir del horno y con el que ha ganado el premio Antonio Machado 2009. Intercambiamos hachas de guerra, por supuesto, y un colibrí más quedó en León. Y no sólo el colibrí...
Y a ese tren de humanidad e inconformismo que es Xen Rabanal, al que tenía muchísimas ganas de conocer. Xen que se lanzó al vacío con la lectura del relato con el que José Ángel Barrueco (hilito invisible también) colaboró en el nº 1 de AOLdE (y que él mismo, con buen criterio, se niega a leer en público dado el tono narrativo del mismo). Se tiró al vacío, a esa niebla en la que se zambulle a diario de su blog, y salió airoso (sí, Jab, lo puedes flipar, salió airoso. Metió diez o doce morcillas de las suyas, picantes, y fue el más aplaudido de la noche). Xen, que me miró a los ojos y me dijo que él era Bufa por las mismas razones por las que yo soy Baco, y nos dimos un abrazo de los de soldar almas. Porque somos perdedores, como todos, pero nosotros lo sabemos y no tenemos miedo a nada.
Espíritus indomables el de Vic, el de Xen, y el de otros muchos que elegimos esa razón para vivir.
Allí estaba también Rafael Saravia, al que vi recientemente en la presentación conjunta de la colección de poesía que para Amargord está realizando Luis Luna, y en la que participa con Pequeñas Conversaciones. Rafael anda liado con las IX Jornadas Leteo que se inauguran el día 16 de diciembre en León y que contarán con la presencia de Paul Auster. También Rafa desprendía calor humano amigable que compartir con abrazos.
Conocí a Jorge Pascual, poeta que tensa su cuerpo como un arco a la hora de recitar, porque las palabras son dardos que disparar al corazón; a Antonio T. (cachi en la hostia, se me olvidó el apellido), que se llevó mis dos libros y las dos revistas y que escribe cuentos "que son la vida"; a Cruz, que viajará por los autobuses de León de casa al trabajo, del trabajo a casa, abriendo los lomos rojos y negros y haciendo aletear al colibrí; a Markos Bayón, que me hizo acabar la noche con un subidón de buen rollo (por si ya no era poco el que colmaba mi alma) gracias al polifacético recital que siguió a la presentación de AOLdE. Markos es elautognomo, y lo es porque, gracias a la tecnología digital, se basta y se sobra para transformarse en cinco sobre un escenario. Ya antes disfruté de una experiencia parecida con The Secret Society en las Noches Árticas de la sala El Grito en Fuenlabrada. Me llevé su CD yEN ALGÚNlugarmomento y lo disfruté de regreso a Madrid en el coche.
Disfruté relamiéndome del sábado, recordando todos y cada uno de los sorbos que bebí, todos y cada uno de los abrazos, todas las manos que estreché, los cigarrillos que compartí, las pieles que besé y los labios que me besaron y, por supuesto, todas las miradas amistosas que entendí.
Ya sabéis:
invisibles
hilos trenzados
de seda.
Agradecimientos: a los que nos acompañaron la noche del sábado, a July (un beso), a Joaquín Revuelta que se hizo eco de la visita en La Crónica de León y a todos aquellos que están dispuestos a saber vivir una amistad.
5 comentarios:
Tú siempre has tenido muy buenos amigos. La rueda sigue y seguirá para alguien como tú. Me alegro enormemente de que todo fuese bien. Un beso a Lanseros desde aquí. Me hubiese gustado mucho volver a verla. Y no me extraña que te hayas encontrado a gusto en León. Ya sabes que es una de mis ciudades favoritas. La gente allí, es especial. Espero que El Colibrí se haya sentido como en su casa y volara para quedarse.
Un beso, Baco.
todo un placer compartido, my friend.v
Gracias a vosotros... y que sean muchas mas...
Parece que fue una tade-noche de las que no se olvida. Como debe de ser, creando lazos.
Besos
Me ha gustado eso que dices del verbo "tener".
Ya veo que fue un encuentro entre amigos muy saludable.
La literatura une más, si cabe.
Tengo buenos recuerdos de León. Me gustó la poesía de Lanseros que nos trajo a Fuenla. Me gusta la música y, por supuesto, eso tan difícil que se llama amistad.
Un abrazo de Mos desde la orilla.
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