Miguel Ángel Muñoz
Ed. Páginas de espuma, 2009
Hace unos días tuvo lugar la presentación del nuevo libro de relatos de Miguel Ángel Muñoz. Conocí al autor, al que admiro por la apuesta a favor del género narrativo breve que realiza desde su blog El síndrome Chejov, y compartimos charla amena sobre este mundo del cuento que nos fascina.
Lo primero, lo que más me ha llamado la atención de este volumen de cuentos, es la profundidad literaria en la que se sumerge Miguel Ángel Muñoz. No sólo formal, no sólo en el empleo de las técnicas literarias, que también. Las referencias a autores en los relatos, a actitudes de escritores pudiera decirse, es enorme: Salinger, Kafka, Onetti, Carver, Ford, Chéjov, Tolstoi, Dostoievski, Faulkner, Proust, Rimbaud, Cheever, Cortázar y otros autores desfilan por ellos. No se trata de metaliteratura, es más bien un juego en el que los autores se convierten en personajes y la mente de Miguel Ángel Muñoz les hace actuar en tramas posibles pero irreales con una naturalidad que anula la capacidad de asombro del lector. Más de la mitad de los relatos tiene alguna referencia literaria.
Miguel Ángel Muñoz alterna relatos cortos (que él llama microrrelatos) con otros de mayor longitud. Casi todos los relatos cortos son obras de arte miniada, pero yo destacaría “Quiero ser Salinger”, el primer relato del libro, por la propuesta, franca y directa, que ofrece al lector; y, sobre todo “Vaiven”, una historia imaginaria absolutamente maravillosa en la que Ford y Carver son protagonistas de un “duelo por el cuento”, y “Jabón de Marsella” un delicioso cuento tan entrañable como intenso.
De los relatos largos, habría que destacar dos que me han sorprendido, que me han obligado a una relectura posterior por el placer de volver a leer. Uno es el inquietante “Vitruvio”, cuento de una fantasía al servicio literario que llega a hacerme preguntar hasta qué punto Miguel Ángel Muñoz está sumergido en este mundo de la narrativa, qué fantasma interior le hizo la propuesta del argumento que él desarrolla tan ejemplarmente. El otro es “Los niños hundidos”. Ni idea de lo que pasó con este relato la primera vez que lo leí, eso si lo leí, porque ni lo recordaba. Nada de aquello me era familiar cuando me encontré con él en la antología de cuentos fantásticos realizada para Salto de Página por Juan Jacinto Muñoz Rengel. Después de su descubrimiento, he de considerado un grandísimo cuento por la tensión creada en la narración, por la atmosfera onírica que lo envuelve (un personaje más en la historia, quizá el principal), y por la angustia que esa tensión narrativa y esa atmósfera irreal causa en el lector.
5 comentarios:
Conozco su blog, seguro que el libro es igual de interesante y original. Un saludo
Así es, sus relatos tienen "algo" que los hacen interesantes.
Un saludo.
guaaa!! me ha encantado espero que os guste el mio
Muy interesante, no sabia que tenía blogh, iré a verlo, saludos
muy interesante el articulo, mi enhorabuena sigue asi
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