Sujeta el libro, con su mano izquierda, mientras posa el pulgar derecho sobre el filo de hojas y las hace aletear abriéndolo de nuevo muy lentamente. No busca nada especial, un párrafo concreto, el comienzo o final de alguna de las narraciones. Ese acto de dejar pasar las hojas, con sosiego, de derecha a izquierda, le está ayudando a pensar. ¿Qué tienen esas narraciones que le han dejado perplejo? Lo primero, lo que queda patente desde el primer renglón, es el gusto exquisito del autor, Jon Bilbao, por el trabajo bien hecho. Cada palabra está tallada en el texto, cada frase medida en la narración, cada párrafo trabajado hasta dar con el resultado apetecido: suspense y tensión que atrapan al lector. Entonces recuerda las palabras de Luis Landero y su metodología de escritura. Algo así, se dice. Labor paciente de artesano.
Esa lentitud que se desprende por el gusto al trabajo bien hecho, esa prosa cuidada con mimo de escritor dedicado, marca un ritmo lento, sensible, atmosférico. Y esa prosa es la necesaria para ahondar en las descripciones, para hacer ver el lector, sin dejarle un resquicio a su imaginación, que el ambiente que describe casi de modo cinematográfico, el espacio que rodea a los personajes, es otro personaje en las narraciones. En algunas de ellas, el personaje principal.
Vuelca un poco más de licor de café en el vaso, antes de dejar seguir divagar a sus pensamientos. Las descripciones de algunos de los paisajes, en efecto, quedan marcadas en su mente de lector habituado a la complicidad. Paisajes idílicos, maravillosos, pero que nos ofrecen la otra cara, una cara hostil, antipática, inquietante.
Se pregunta el porqué. Jon Bilbao elige sitios encantadores y los transforma en nubes amenazantes que ahogan a los personajes de las narraciones. Se desprende en ellos desde melancolía a terror. ¿Por qué?
Bebe un sorbo helado de licor y vuelve a dejar aletear las hojas de papel como mirando un zoótropo. Las escucha mecerse, crujir, acostarse unas sobre otras.
Es el ambiente perfecto, piensa, para personajes desamparados, almas perdidas, que quieren dar un giro a sus vidas. Entonces recuerda –imágenes, más imágenes– las parejas de la mayoría de las narraciones, comenzando un camino iniciático a la búsqueda de ellas mismas.
Vuelve a sonreír. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de una lectura, es cierto. El Objeto, el yate, la rata, el cuidador de palomas, los tangas, el Señor del Bosque. Imágenes, más imágenes giran y giran en su cabeza. El hombre de bigote rubio, el jefe que pretende ser encantador, las dos vertientes del hambre, la confusión en los equívocos y el valor de las apariencias, la fluctuación personal en el límite de lo tolerable, la lluvia de Londres. Imágenes, más imágenes.
Cierra el libro al fin y se levanta del sillón que le ha cobijado toda aquella tarde gozosa. Al hacerlo, deja que su vista se pasee por el alfeizar de la chimenea. Aquel enanito del bosque con el macetero portavelas nunca le ha gustado, la verdad. Lo coge y se queda observando la deformidad de su rostro hecho para estar distante. El tacto áspero de la arcilla y el polvo acumulado sobre su gorro rojo de enano, le causan una impresión desagradable.
Se dirige a la cocina pensando cómo calificar esas narraciones. Pero lo cierto, lo que realmente va pensando, es que le importa muy poco calificarlas, porque precisamente él, siempre ha huido de etiquetas y encajonamientos; porque precisamente él, es un magma alquitranado que rebosa todos los recipientes en los que han intentado cobijarlo. Y, justo en el momento que pisa el pedal del cubo de la basura y deja caer el enano del bosque que hace años habita sobre la repisa de la chimenea sin saber a cuento de qué, recuerda las palabras del Maestro, y se dice, como para cerrar el asunto a la vez que el enano ha desaparecido de su vista, que aquello no es más que Literatura. Exquisita Literatura.
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El próximo 2 de diciembre, a las 20 horas, la editorial Salto de Página y Tres rosas amarillas te invitan a la lectura comentada de cuentos del libro Como una historia de terror de JON BILBAO, para celebrar el prestigioso Premio OJO CRÍTICO DE NARRATIVA 2008 que acaba de recibir por su aclamado libro.
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