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viernes, 24 de abril de 2009

Entrevista a Carlos Salem


Yo también puedo escribir una jodida historia de amor
Carlos Salem
Ediciones Escalera

Es martes 14 de abril y son las 5 de la tarde. Acabamos de comer en Tijcal y no dejamos de hablar de literatura y vida. La foto de Cassius Clay nos observa al otro lado de la pared. De esa foto, hace meses, un escritor amigo (Leonardo Oyola) y él, contaron que podía escribirse una novela exclusivamente con la imagen de un fotógrafo calvito que aparece al fondo, de espaldas a esa fotografía que dio la vuelta al mundo. Cuatrocientas páginas hablando sólo de su frustración.
Así es Carlos Salem. Fabulador, fantástico creador, que de un charco de agua saca un transatlántico. Como les cuento.


Charlamos con él de su libro de relatos Yo también puedo escribir una jodida historia de amor.


Carlos, después de leer tus relatos, al lector le queda claro que para ti el cuento (quizá la literatura, en general) es un experimento lúdico. Cuéntame algo sobre esto. ¿Qué ha supuesto este libro de relatos para ti?

Es que básicamente para mí la literatura debe ser un transmisor de emociones, da igual qué emociones sean: tristeza, pena, miedo… La emoción es siempre previa a la reflexión. Si se produce lo contrario, una reflexión previa a la emoción, es un producto muerto, petrificado. Para mí la literatura es algo lúdico no sólo en el sentido de que sea algo divertido, porque lo que más miedo me da es la pretensión de trascendencia como narrador. Siempre digo que la solemnidad mata al arte o, por lo menos, evita que se le ponga dura. Gente como Cortázar, como Borges eran escritores que continuamente jugaban con el idioma, con el lenguaje, con la situación, con su sociedad. Es un ejercicio lúdico.
Yo en este libro de cuentos no construyo ningún gag, no intento acabar con un chiste que, por otro lado, siempre es el mismo. Yo creo que la vida es tan absurda, sobre todo lo relacionado con el amor, que el humor siempre debe estar presente en ella. Todo el mundo ha hecho el gilipollas por amor.
Este libro es el primero de relatos que publico tras tres novelas y varios libros de poesía. Entonces me encuentro con muchos relatos escritos que contienen varios registros porque cada historia tiene el suyo. Tú la puedes contar en muchas claves, pero esa historia, para ser buena, sólo puede contarse de una forma.
Para mí la literatura es ante todo exageración, pero exageración en el buen sentido de la palabra, porque pone en relieve determinados aspectos o sensaciones, para llamar la atención sobre ellos.



Hay mucho cachondeo e ironía en estos relatos. ¿Matas con tu escritura los diablos que llevas dentro? ¿Existe ese exorcismo del que hablaba Cortázar?

Yo me divierto escribiendo porque cuando no me divierta tres días seguidos viviendo, me suicido. Creo que todo en la vida es divertido, hasta cuando estás lleno de ira y de rabia, cuando tienes que explotar, eso también es divertido si lo miras desde los ojos del otro.
Matas muchas cosas al escribir. Escribo más sobre lo que no quiero ser que sobre lo que quiero ser, porqué todavía no sé lo que quiero ser. Y me tomo el pelo a mí mismo. De todas formas, salvo algunos cuentos de este libro, el resto son autobiográficos, de un modo u otro, aparte de exagerados, claro. Por ejemplo, cada una de las doce historias que conforman “Ligar en todos los sentidos” o me ha ocurrido a mí o le ha ocurrido a gente muy cercana a mí.
Pero no creo que mate a mis demonios, lo que hago es distraerlos para que se diviertan también ellos y dejen de tocar las pelotas.


Utilizas diferentes formas narrativas en los cuentos, además de las tradicionales, como la carta, el correo electrónico, el monólogo... ¿Qué buscas con ello?

Yo tengo tres o cuatro registros a la hora de escribir cuentos. Uno lo llamo “clásico” que se enmarca en lo que tradicionalmente se entiende como cuento. Otro es lo que denomino “borisvianesco”, que es más delirante (los cuentos de Sotanovsky son un ejemplo). Otra es más “bukowskiana”, de lenguaje crudo pero cercano. Por último está la “bucólica” que aparece en este volumen de cuentos en “Ventanas” o “Eclipse”. De los cuatro registros podía haber editado un libro de cuentos, porque tenía mucho material escrito, pero me resistía a optar por uno de ellos. He publicado muchos cuentos en revistas y periódicos y en seguida tienes el feedback del lector, pero un libro es otra cosa. Revisando la colección de relatos descubrí que aquellos que más me apetecía contar tenían un hilo conector: el amor. Se lo propuse así a Ediciones Escalera, les pareció bien, asumimos el riesgo y aquí está el libro.




Un par de tus cuentos al menos (“El ladrón enamorado” y “Cabeza hueca”), se sale un poco de la norma del final cerrado o del final abierto para proponer al lector un doble final. ¿Por qué?

Es una marca de la casa. En las novelas, en casi todas mis novelas, siempre ofrezco un doble final al lector. No un final alternativo, sino un final y después el otro, porque nunca hay un final definitivo, como en el cine. Nunca nada acaba del todo. Yo escribo mucho sobre dobles oportunidades.


Tienes una voz narrativa peculiar, ya no sólo en los cuentos. Dime qué maestros te llevaron a conseguirla con su lectura, además de escribir y escribir todos los días.

La verdad es que me han influido los mismos autores que recomiendo leer cuando doy talleres de narrativa: Benedetti, Cortázar, alguno de Borges, Osvaldo Soriano, Boris Vian, Raydmond Chandler, Daniel Pennac, Conrad, Maupassant, London… Hay que leer de todo, llenar la caja negra y luego olvidarte de ello. Los escritores somos como los músicos, aprendemos a escribir tocando canciones de otros, pero luego componemos nuestras propias canciones: estamos destinados a leer mucho de otros y luego olvidarnos de la palabra exacta para formar nuestra propia voz sólo con la música.


Hablando de cuentos, ¿Qué estás leyendo ahora y cuales son tus próximos proyectos?

Estoy con “El desvío” de Marcelo Luján. Ahora, lo confieso, he aprendido que leer un libro de cuentos es leer un cuento al día, paladearlo para disfrutarlo al completo y no atracarte de narrativa.
Como proyectos inmediatos acaba de salir mi tercera novela en Salto de Página, Sigo siendo el rey, y estoy preparando un nuevo libro de cuentos para final de año. También se estrenará una obra de teatro en Barcelona antes de final de año que se llama El torturador arrepentido. También es probable que publique otro poemario, aunque no tengo prisas.

(fragmneto de entrevista que se publicará en el número 1 de Al Otro Lado del Espejo)

1 comentario:

Luisa dijo...

Un escritor interesante donde los haya. Aprovecho para felicitarle por ganar el concurso de Novela Romántica, de Seseña. Enhorabuena.
El extracto de la entrevista no tiene desperdicio. Estoy deseando leer el resto cuando se publique en Al otro lado del Espejo. Me gusta su forma de mirar las cosas.

Un beso.